Acusado de fraude quería comprarse un Ferrari con la venta de mascarillas
Ronald Romano, vendedor de autos usados en Nueva Jersey, está arrestado por intentar defraudar al gobierno federal por un monto de 45 millones de dólares en la fallida compraventa de mascarillas N95. En un mensaje a uno de sus supuestos cómplices, le dijo: «Estoy trabajando en algunas ofertas porque, si obtengo alguna de ellas, podría comprar un Ferrari».
Un vendedor de autos usados del estado de Nueva Jersey fue arrestado y acusado de intentar vender en la ciudad de Nueva York millones de máscaras faciales que se necesitaban desesperadamente cuando la pandemia de coronavirus azotaba con más virulencia a la costa este de Estados Unidos.
El individuo intentó hacer su transacción a precios inflados en el punto álgido de la pandemia de coronavirus en marzo, anunció el Departamento de Justicia de Estados Unidos el martes.
Ronald Romano, cuyo concesionario se encuentra a unos 80 kilómetros al sur de la ciudad de Nueva York, en Manalapan, Nueva Jersey, supuestamente conspiró con varios socios comerciales y amigos para que la ciudad pagara más de 45 millones de dólares por 7 millones de mascarillas N95 que no habían adquirido aún y para los que no recibieron autorización de venta.
Romano fue acusado de un cargo de conspiración para cometer fraude electrónico, un cargo de cometer fraude electrónico y un cargo de violar las disposiciones contra el aumento de precios que contraviene lo estipulado en la Ley de Producción de Defensa. Cada uno de los dos primeros cargos conlleva hasta 30 años de prisión.
Uno de los tres conspiradores -no identificados- de Romano se describe en documentos judiciales como un exministro de inversión extranjera para una nación europea que pretendía tener experiencia en transacciones internacionales e intentó negociar la venta de los respiradores para Romano.
Un portavoz de la Oficina del Fiscal de EE.UU. para el Distrito Sur de Nueva York se negó a comentar sobre el estado de los cómplices o si se encuentran bajo investigación.
El caso es el más grande de su tipo presentado por fiscales federales durante la pandemia. En marzo, la administración Trump designó máscaras faciales y otros suministros médicos como «materiales escasos» en virtud de la Ley de Producción de Defensa, por lo que es ilegal atesorarlos y sacarles provecho. Poco después de que el presidente Donald Trump invocó la ley, el fiscal general William Barr advirtió a los acaparadores de que «escucharán un golpe en su puerta».
«En un momento en que la pandemia estaba devastando la ciudad de Nueva York, este acusado atacó con avidez la necesidad desesperada de la ciudad de equipos de protección para detener la propagación del virus», dijo Margaret Garnett, comisionada del Departamento de Investigación de la Ciudad de Nueva York, en un comunicado.
Según documentos judiciales, Romano y sus cómplices supuestamente comenzaron su plan de «hacerse ricos rápidamente» a principios de febrero, cuando el coronavirus se estaba extendiendo rápidamente por todo el país, convirtiendo a la ciudad de Nueva York en el epicentro de la pandemia al mes siguiente.
Como los trabajadores de atención médica de Nueva York y los equipos de emergencia que necesitaban urgentemente mascarillas, los hombres conspiraron para adquirir grandes cantidades de tapabocas de proveedores en México y en otros lugares para revenderlas en Estados Unidos.
«Estoy trabajando en algunas ofertas porque, si obtengo alguna de ellas, podría comprar un Ferrari», le escribió Romano a un amigo y socio comercial que presuntamente participó en el plan.
Cuando dos corredores que actuaban en su nombre se acercaron a los funcionarios de la ciudad en marzo con una oferta para vender 7 millones de mascarillas N95 con un margen de beneficio de entre el 390% y el 1.129%, Romano supuestamente rechazó las preocupaciones de un asociado sobre el aumento de precios.
«Creo que finalmente estamos en un punto de desesperación donde las instituciones y los gobiernos están dispuestos a considerar nuestros precios», le escribió Romano.
El acuerdo fracasó solo después de que los especialistas en adquisiciones de la ciudad de Nueva York se pusieron en contacto con el fabricante de máscaras 3M para confirmar la oferta de precios y se les dijo que Romano no era un distribuidor autorizado para el fabricante.
«En lugar de acopiar millones de dólares, el plan recibió una dosis de escepticismo por parte de especialistas en adquisiciones de la ciudad de Nueva York», dijo Garnett.
Fuente: voanoticias.com