Las silenciosas tácticas para expulsar a más de 900 niños y adolescentes inmigrantes
La joven Natalia*, de 16 años, huyó de Honduras tras haber denunciado a su padre por abusar de ella sexualmente.
Junto a su madre, viajó a la frontera entre México y Estados Unidos y finalmente se presentó sola ante la autoridad migratoria estadounidense.
Ingresó en un refugio administrado por el gobierno de ese país y creyó que tendría posibilidades de pedir asilo y de ser liberada para reunirse con un familiar cercano que vive en EE.UU.
En cambio, fue deportada a Honduras en medio de la pandemia mundial del coronavirus.
Arribó a su país para reencontrarse con el temor de recibir las mismas amenazas de familiares que la culpan por haber denunciado a su padre, quien a raíz de ello fue encarcelado, según describe el abogado de Natalia en EE.UU.
La joven forma parte de un grupo creciente de migrantes menores de edad que cruzaron solos la frontera y han sido deportados o expulsados de EE.UU. de forma expedita, algo cuya legalidad es cuestionada por organizaciones locales e internacionales y por políticos del Partido Demócrata.
Al menos 915 menores de edad fueron expulsados de la frontera sur de EE.UU. entre marzo y abril, y al menos 60 fueron deportados desde el interior del país en el mismo periodo, de acuerdo con cifras oficiales.
De acuerdo con reportes de diversas organizaciones y representantes legales, se han programado deportaciones en plena madrugada y sin que los guardianes legales de los niños fuesen notificados, en acciones que han forzado a abogados a introducir demandas y mociones urgentes ante tribunales para detener las deportaciones.
Otros cientos de menores de edad han sido expulsados en cuestión de horas o días de la frontera de EE.UU., sin posibilidad de solicitar la protección de asilo ni de pedir ayuda legal.
El gobierno de Donald Trump justifica las medidas en el marco de la emergencia del coronavirus.
“Esta enfermedad no conoce edad”, declaró el mes pasado el funcionario Mark Morgan, de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés).
“Cuando [menores de edad] cruzan la frontera, representan un absoluto y concreto riesgo de salud para este país y para todo aquel con quien entren en contacto”, agregó.
Pero los que se oponen reclaman que la pandemia no puede justificar medidas “sin un antecedente conocido o un claro fundamento legal“, dice una carta firmada a principios de abril por una decena de senadores demócratas, quienes además denunciaron al gobierno por su secretismo.
“Para empeorar las cosas, esta expansión sin precedentes de los poderes ejecutivos parece estar completamente oculta del público y de la supervisión del Congreso”, señala el escrito.
Fuente: laopinion.com